El orfanato de Saint Mary Kevin está situado en el municipio de Lweza, en el distrito de Wakiso, un territorio que se puede considerar periurbano de la capital Kampala. Es una zona en la que convergen muchos de los problemas hídricos que está sufriendo Uganda y que amenazan el notable crecimiento económico que ha experimentado el país durante las tres últimas décadas.
Uno de los lastres que arrastran muchos países africanos es el alto flujo migratorio interno, un factor activo de desequilibrio socioeconómico constante. Uganda llegó en 2016, según la FAO, a una tasa migratoria interna del 80%, la más alta, junto a Nigeria, de toda el África subsahariana. Una parte importante de esta migración ha sido debida la alta tasa de crecimiento de la población, casi el triple del promedio mundial.
Las zonas rurales de Uganda han comenzado ya a notar los efectos de cambio climático, con irregularidades en las cosechas y un empeoramiento general en el acceso al agua y al saneamiento. La FAO estima que el 61% de los ugandeses no tiene acceso a agua potable y el 75% no tiene acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas. Según el último Índice de Desarrollo Humano de 2016, Uganda sigue manteniendo una baja esperanza de vida (59,2 años) y una tasa de mortalidad infantil de 128 sobre 1000 nacimientos.
La mayor parte de la migración ugandesa se ha dado desde las zonas rurales a las ciudades, donde miles de personas han acabado en asentamientos apresurados alrededor de los centros urbanos sin acceso al agua y al saneamiento. Es el caso del distrito de Wakiso, adyacente a la capital Kampala, que con 957.280 habitantes es el segundo distrito más densamente poblado de Uganda (354 habitantes por km2).
El 31% de la población de Wakiso vive bajo el umbral de la pobreza, en su mayoría lo hacen de la agricultura de subsistencia, del pequeño comercio o de la pesca en el lago Victoria. Más del 60% de la población son jóvenes menores de 17 años, de los que el 17 % son huérfanos, y poco más del 50% de ellos han logrado completar la educación primaria.
Un orfanato, modelo de gestión hídrica
El orfanato de Saint Mary Kevin se encuentra en una de las zonas con mayor estrés hídrico en el municipio de Lweza, donde un 68% de su población no tiene acceso a agua potable y su suministro depende fundamentalmente de las erráticas lluvias. En el propio orfanato, el acceso al agua depende de un único pozo del que no siempre es posible extraer agua, por lo que muchas veces alumnos y maestros tienen que desplazarse para buscarla, uniéndose a la rutina de centenares de mujeres y niñas del barrio que se encuentran en una situación similar de carencia.
Allí, la Fundación We Are Water está colaborando con World Vision en un proyecto para lograr que la escuela sea autosuficiente en agua potable. Se trata de construir un sistema de bombeo alimentado con energía solar, sostenible y de bajo coste, que permita aprovechar el agua del pozo y abastecer los distintos servicios de la escuela. El agua se almacenará en tres tanques de 10 m3 cada; desde allí, por gravedad o usando el mismo sistema de bombeo, el agua se hará llegar a cuatro fuentes que servirán al orfanato, la escuela, la pequeña clínica, el taller y la granja de Saint Mary Kevin.
El sistema se completará con la captación de agua de lluvia, para lo cual se repararán los tejados y canalones que no están actualmente en buen estado para garantizar la calidad del agua recogida, que será abundante durante la estación de las lluvias. Además, por si la calidad o cantidad de agua no fueran suficientes, se llevarán a cabo las gestiones para poder conectar el sistema a la red de suministro público, negociando una tasa especial para el orfanato que podría pagar dando acceso a agua a familias cercanas.
El sistema se cederá al orfanato y la escuela junto con los detalles necesarios para su buena gestión y mantenimiento, como la formación al personal de Saint Mary Kevin para asegurar su sostenibilidad, así como para gestionar el pago de cuotas para el mantenimiento si se da acceso a agua a las familias vecinas.
El proyecto se convierte así en un modelo de gestión a seguir en otras escuelas de las zonas periurbanas de Uganda. Además de los beneficiarios directos, que son los 300 niños y niñas alumnos de la escuela (de los cuáles 200 son huérfanos), el acceso al agua en el Saint Mary Kevin se extenderá a las más de 50 personas que trabajan en el centro y a sus familias. Pero también a unas 1100 personas que viven cerca del orfanato y que podrán recurrir a él en busca de agua potable todo el año.
Los objetivos del proyecto van más allá e inciden directamente en la salud, especialmente de los niños, al reducir las enfermedades causadas por el uso de agua no potable. Los beneficios educativos también serán notables pues reducirá enormemente el tiempo que emplea la población, normalmente las mujeres y niñas, en ir a buscar agua, dándoles oportunidad de estudiar o realizar otras tareas, sin contar con la reducción de los peligros a que se enfrentan por el hecho de tener que desplazarse a buscar agua en la época seca.
¡Corre 6 km por el acceso al agua!
En este sentido el proyecto se enmarca en la campaña #NoWalking4Water que impulsa la Fundación y que adquirirá una especial relevancia el próximo 19 de mayo en la carrera Global 6K For Water, una iniciativa de World Vision que se celebra en 19 países, y cuya participación está abierta a todos en www.6kforwater.es.
¡Inscríbete! Y recorre los 6 kilómetros que de promedio tienen que andar las mujeres y niños del mundo hasta lograr una fuente segura de agua. Cada paso que des en esta carrera será un paso menos que tenga que dar un niño para buscar agua y más oportunidades de una vida digna, de ir a la escuela y de tener una vida plena.