El agua, símbolo y metáfora

©Eduando Melon

Nuestra relación con el agua va más allá de la supervivencia del cuerpo, de la dignidad y la justicia, es espiritual. H2O, el corto del bangladesí Ahmmed Raihan, uno de los finalistas del We Art Water Film Festival 4, refleja como desde milenios el agua es un elemento que nos une a todos como símbolo de transformación y metáfora de una forma ética de vivir.

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H2O, Ahmmed (Bangladesh), finalista del We Art Water Film Festival 4. Categoría de Micro-documental.

En Asia, donde ahondan sus raíces las más antiguas religiones, el valor del agua como símbolo de vida y purificación queda de manifiesto en todos los cultos. En el corto, el monje budista Karunannada Bhikkhu, el sacerdote hindú Sri Sujon Chakraboti, el fraile cristiano Lintu Francis da Costa y el imán mahometano Mohiuddin Rasel describenla profunda presencia del agua en la filosofía y respectivos rituales de sus religiones. 

El agua no conoce ni se identifica con ninguna raza, cultura, etnia o religión; está en todos los sistemas de pensamiento de todas las civilizaciones. Un principio común a todos ellos es la contemplación del agua como elemento intrínsecamente ligado a la vida y de unión con el mundo. Para el Budismo, “ser como el agua” es un metáfora integradora con la naturaleza que se extendió hace más de 2.500 años por todo Oriente.

Para el Hinduísmo, según la tradición védica, el agua es la sustancia primordial de donde nacen todas las formas. En los Upanishads, narraciones que aparecieron hacia el siglo VI a.C., existen constantes referencias al agua como metáfora de la pureza y de la auténtica sabiduría:“Como el agua pura que vertida en agua pura permanece inalterable, así es el yo de un pensador iluminado”

En la Biblia judeocristiana se refleja el poder simbólico del agua y la intensidad sentimental con que se vivía antaño en relación con ella. La voz agua aparece 582 veces en el Antiguo Testamento y es usada tanto para describir la creación, como la destrucción, la purificación, la regeneración y el amor. El agua acompaña al espíritu divino y a su relación con los hombres en todas las etapas de la larga historia bíblica.

En los Evangelios cristianos el agua adquiere un significado muy especial como metáfora de sabiduría divina:“Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna”.

Los textos coránicos del Islam el agua es donada por Dios para la creación y el mantenimiento de la vida: “Dios es el que os ha dado la tierra por lecho y el que ha construido los cielos como un edificio sobre vuestras cabezas; él es el que hace descender el agua de los cielos y el que hace germinar con ella los frutos destinados a alimentarnos”.

El agua no sólo nos da la vida, es el origen de la vida. Desde los albores de la conciencia humana nuestra relación con el agua ha sido profunda y enriquecedora. La historia de la filosofía y los ritos de las culturas y religiones milenarias lo confirman: en todas, el agua es símbolo de vida, purificación y esperanza, valores que son un denominador común que nos une y que deberíamos tener mucho más en cuenta.