Después del vocabulario del acceso al agua, y del saneamiento vamos a analizar los actuales términos con que la ONU define la higiene en el ODS 6.
La mención específica a la higiene es más explícita en los ODS respecto a los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). La pandemia de la covid-19 también ha motivado la revisión del concepto del lavado de manos en los criterios de evaluación del Programa de Monitoreo Conjunto del Abastecimiento del Agua, el Saneamiento y la Higiene (PCM) que la ONU encargó a la OMS y UNICEF para la custodia y el seguimiento de estas metas del ODS 6.
En las ocho metas del ODS 6, la higiene está incluida en la misma que el saneamiento: la meta 6.2. En 2018, el PCM publicó los datos globalessobre acceso al agua y saneamiento, a los que añadió por primera vez, en 2019, los de higiene.
El vocabulario de higiene de la meta 6.2.
Lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables.
Los términos que hacen referencia al saneamiento en general los explicamos en el anterior artículo De qué hablamos cuando hablamos de saneamiento. Veamos cuáles son los términos que definen la “higiene” y los nuevos indicadores para su seguimiento establecidos por el PCM.
La higiene se define como “las condiciones y prácticas que ayudan a mantener la salud y prevenir la propagación de enfermedades, incluyendo el lavado de manos, el manejo de la higiene menstrual y la manipulación adecuada de los alimentos”. Es un concepto que hace referencia a prácticas cotidianas muy influenciadas por la cultura, las jerarquías sociales y, por supuesto, por el nivel de ingresos de las familias. Al igual que con el saneamiento, cobra especial importancia la equidad respecto al género, la edad y las discapacidades de cualquier tipo. Por otra parte, la consecución de los objetivos de higiene son lógicamente dependientes de los de saneamiento: van intrínsecamente ligados a la existencia de instalaciones adecuadas eliminación segura de las heces (ver el vocabulario del saneamiento), pues es evidente que no se gana mucho con el mero lavado de manos si no se disponen de letrinas adecuadas y no se erradica la defecación al aire libre.
El indicador clave: ¿Quiénes tienen instalaciones de lavado de manos con agua y jabón en el hogar?
Del mismo modo que en la meta 6.1 referente al acceso al agua, el PCM creó en 2017 un nuevo indicador clave para el seguimiento de la meta 6.2 respecto a la higiene: “La proporción de población con instalaciones de lavado de manos con agua y jabón en el hogar”. De mayor a menor calidad, el servicio de lavado de manos puede ser: básico, limitado, o inexistente.
Veamos con más detenimiento cada uno de ellos y quiénes en el mundo los utilizan:
Básico
Es la instalación adecuada de lavado de manos en el hogar y con disponibilidad de agua limpia corriente y jabón.
Según el PCM, en 2020,5.513 millones de habitantes del mundo, más del 70%, podían lavarse las manos adecuadamente en sus casas. En las zonas rurales es donde esta proporción era menor: sólo el 60,35% tienen agua corriente y jabón para poder usarlos en cuanto lo necesiten.
Limitado
El servicio es limitado cuando, pese a tener las instalaciones que podrían facilitar el lavado de manos, las personas no disponen de jabón o de agua para llevarla a cabo adecuadamente.
Según el PCM, en 2020,algo más de 1.600 millones no podían atender sus necesidades higiénicas por no disponer o de agua o de jabón, lo cual equivale a más del 20% de la población mundial. Hay dos causas fundamentales: la falta de suministro de agua potable y jabón en la localidad, y/o la falta de ingresos de la unidad familiar; ambas se dan en entornos de pobreza, aunque en el uso del jabón intervienen también factores culturales que alejan a las personas de este elemento higiénico. Estas limitaciones se hacen extensivas también a las duchas y, normalmente, a la limpieza general del hogar.
Sin instalación
Según el PCM, unos 670 millones de personas sufrían en 2020 la lacra de no disponer de ninguna instalación, lo que les imposibilita para cualquier práctica higiénica saludable. Las zonas rurales, con 369 millones, albergan a la mayoría de estas personas en el mundo. Es un problema que causa millones de muertes y cronifica enfermedades, especialmente entre los menores, por todo tipo de infecciones y por la acción de agentes contaminantes que no pueden eliminarse del entorno habitable.
A nivel global, si consideramos la suma de los que tienen un servicio limitado y los que carecen totalmente de él, nos encontramos con que 2.270 millones de personas no pueden lavarse adecuadamente las manos en sus hogares. Representa una mejora respecto a los datos que se manejaban en 2018 y que señalaban que eran 3.000 millones los que carecían totalmente de instalaciones.
Algunos países presentan datos inadmisibles que los alejan radicalmente de la consecución de los ODS, estando los africanos entre los más desfavorecidos. En Ruanda, más del 85% de la población está en una situación de ausencia total de instalaciones; seguida de Togo, con el 74% y Guinea-Bissau con el 69%. En India, país que es una de las referencias en el camino a la Agenda 2030, más de 440 millones de personas no pueden acceder a una higiene personal plena por tener unas instalaciones limitadas o inexistentes.
El testimonio de nuestros proyectos
Tal como apuntan las metas del ODS 6, los proyectos que hemos desarrollado en todo el mundo nos han permitido comprobar la relación directa que siempre existe entre la higiene y el saneamiento. En las zonas donde falta el saneamiento, la ausencia de instalaciones para el lavado de manos suele ser endémica. En todos estos proyectos, la instalación de letrinas se realiza simultáneamente a la de piletas lavamanos con suministro de agua corriente segura, lo que es imprescindible para completar la función sanitaria y proporcionar a los usuarios una instalación higiénicamente completa. Podéis ver estas especificaciones en el Manual de construcción de letrinas y pozos, que recoge nuestra experiencia en proyectos de saneamiento por todo el mundo.
Existen casos específicos en los que las necesidades de higiene se hacen especialmente perentorias. El drama migratorio, exacerbado durante la primera fase de la pandemia del coronavirus, es uno de ellos. En cuanto se desencadenó la covid-19, actuamos en proyectos en la frontera de Tijuana, en México, en la frontera de Brasil con Venezuela, y en Malí. Miles de migrantes quedaron bloqueados por las restricciones y los confinamientos en zonas con una cobertura sanitaria deficiente y empeorada por la pandemia. Tan sólo en Malí, en las fronteras con Mauritania y Senegal, ayudamos a más de 735.000 residentes, trabajadores sanitarios y agentes comunitarios de salud, desbordados ante la covid-19 y el flujo migratorio endémico en una de las regiones más empobrecidas del mundo.
Por una escuela limpia y saludable
Pero es en las escuelas donde la falta de instalaciones de higiene es más grave para la consecución de los ODS. Según el PCM, más de 462 millones de escolares no tenían en 2020 ninguna instalación de la lavado de manos en sus centros.
Los menores en edad escolar constituyen la base humanitaria primordial para la difusión de la cultura del cuidado del agua, el saneamiento y la higiene. En nuestros proyectos, las instalaciones de higiene siempre han acompañado al acceso al agua y al saneamiento. Hemos beneficiado con ellas a más de 216.600 escolares y maestros de las regiones más abandonadas del mundo. La experiencia obtenida en 10 de los países más necesitados corrobora la importancia de las escuelas como ejes del desarrollo de la salud y la justicia social.
Es imprescindible que los escolares aprendan no sólo a la lavarse las manos, sino a transmitir este conocimiento a sus hogares, y crear así una cultura en la higiene imprescindible para salir de la pobreza. Es la mejor enseñanza que pueden recibir los millones de niños y niñas para los que una diarrea puede ser mortal al no disponer de servicios médicos adecuados. Estos proyectos nos han permitido facilitar la higiene a comunidades de culturas muy diversas: las escuelas del Chaco-Chuquisaqueño, en Bolivia; en las de Tombali, en Guinea-Bissau, uno de los países con peores instalaciones de higiene del mundo; en las regiones marroquíes de Zagora, de la Región Oriental y de Sous-Massa, estas últimas muy vulnerables a la irrupción de la covid-19; una situación muy similar a la de las escuelas de los departamentos de Jinotega y Boaco en Nicaragua. En Mymensingh, en Bangladés, faltaba también un adecuado acceso al agua para los escolares y sus maestros, y en la Región del Norte de Tailandia las escuelas tienen un arma eficaz contra la diarrea y el cólera: agua limpia y jabón. También los proyectos de la Fundación han posibilitado que escolares de Rajasthan y Tamil Nadu y Haryana en India sepan usar las instalaciones y conocer la importancia de lavarse las manos antes de comer, de cocinar, de manipular alimentos y después de defecar.
El agua potable y las instalaciones adecuadas son la base del éxito de cualquier objetivo educativo. El cumplimiento del ODS 6 en las escuelas es la base de que se logre en todo el mundo, la garantía de que la cultura de la higiene prevalecerá para defender la salud de la humanidad.