En su Tratado sobre el agua, Leonardo dice mucho más: “El agua es a veces débil y a veces fuerte, a veces ácida y a veces amarga, a veces dulce y a veces gruesa o delgada, a veces se la ve dañando o trayendo pestilencia, en algún momento dando salud, a veces envenenando. Experimenta tantos cambios en su naturaleza como las de los lugares por los que pasa. Y, como el espejo, cambia con el color de su tema, alterando así la naturaleza del lugar [..] A veces es la causa de tiempos de vida o muerte, o de aumento o privación, alimenta a veces y a veces hace el contrario; y a veces inunda. [..] Con tiempo y con agua, todo cambia”.
Poco hay que añadir. El agua que corre por la Tierra en el siglo XXI confirma lo que observó el genio toscano en el siglo XV; la diferencia es que ahora somos muchos miles de millones más los que necesitamos el agua y esta está mucho más envenenada que en tiempos del Renacimiento. Leonardo no vivió en la era industrial, ni vio crecer tugurios empobrecidos, ni ríos bloqueados por plástico y basura, ni convertidos en vertederos de todo tipo de productos químicos; si lo hubiera visto, hubiera reforzado su metáfora, relacionando la salud de los ríos con la de las personas. Y la ciencia actual se lo hubiera confirmado. Si el agua de los ríos enferma, todos enfermamos.
El testimonio del We Art Water Film Festival
La contaminación de los ríos nos afecta a todos, pero son los que viven en sus riberas los que más sufren el impacto directo en sus vidas. A lo largo de las cinco ediciones del We Art Water Film Festival, autores de todo el mundo han levantado testimonio y nos han ayudado a ver lo que muchos no vemos. Los contenidos de los cortos nos han permitido comunicar, dar visibilidad y reflexionar sobre qué nos ocurre con el agua en cualquier parte del mundo y qué podríamos hacer para solucionar muchos de los graves problemas que tenemos.
En el caso de los ríos, los testimonios son impresionantes. Y nos llevan a rememorar la metáfora de Leonardo “…[El agua] Experimenta tantos cambios en su naturaleza como las de los lugares por los que pasa”. Os invitamos a visionar algunos de los más significativos:
El Burianga
En las riberas del Burianga, en Daca (Bangladés), ya casi a duras penas se desarrolla la vida. Más de 60.000 metros cúbicos de desechos tóxicos se vierten diariamente en sus aguas. Las principales fuentes contaminantes han sido la industria de curtido de pieles, concentrada principalmente en el barrio de Hazaribagh, y los vertidos de aguas residuales de la población que vive exenta de servicios de saneamiento adecuados.
Deadline, el corto de Raihan Ahmmed describe con exactitud las causas del desastre y sus consecuencias para los más de cuatro millones de habitantes que viven del río:
Saber más sobre el río Burianga.
El Turag
El río Turag es uno de los más importantes que tributan al Buriganga,y es el responsable de buena parte de su contaminación. Muchas industrias que se han establecido en la ciudad de Daca y sus alrededores vierten sus residuos en su cauce.
Story of a Black River, el corto de Sabbir, da testimonio de cómo el agua, envenenada por todo tipo de vertidos, destruye la salud de los que dependen directamente de ella:
El Mithi
La pobreza es causa y efecto de la contaminación del agua. Las aguas residuales de barrios marginales como el de Dharavi, en Mumbai, que con más de 216 hectáreas fue calificado en 2012 como el mayor tugurio de Asia, y los vertidos ilegales han sido la causa de que los 18 km del cauce del Mithi se hayan convertido en una cloaca abierta. A la descarga de residuos peligrosos no autorizados, en la década de 1970, se añadió la contaminación del plástico que taponó muchos desagües y convirtió las crecidas por las lluvias monzónicas en un peligro para la población.
El micro documental Plastic River, el corto de Maaz Kazmi, muestra imágenes que se han convertido en un triste icono de lo inadmisible:
El Musi
La cuenca del río Musi recibe 645 millones de litros de aguas residuales al día que han rodeado a los habitantes más pobres de sus riberas alrededor de la ciudad de Hyderabad, en India. La contaminación ha provocado que enfermedades como la artritis, la diarrea, la ictericia, el tracoma y todo tipo de alergias de la piel sean endémicas en la zona.
En el micro-documental Necessity Triumphs, de Samir Bhattacharya, podemos ver como inevitablemente los agricultores y ganaderos de la zona se exponen al agua contaminada, mientras usan el agua de una precaria planta de ósmosis inversa para beber, lavar sus utensilios de cocina y hacer la colada:
Saber más sobre el río Musi
El Tanjaro
El ecosistema del río Tanjaro, en el Kurdistán iraquí, ha sufrido la destrucción de sus instalaciones de tratamiento de agua, que fueron saqueadas y luego vendidas tras la Guerra del Golfo. Los vertidos fueron directamente al río que se convirtió en una cloaca abierta. Fue la ruina para la agricultura y el turismo, y la mayoría de los campesinos tuvieron que migrar.
El corto Tanjaro is Dying, de Horen Gharib, recorre las causas y los desastrosos efectos de la contaminación del río, en una zona del mundo que casi no recuerda la paz:
Saber más sobre el río Tanjaro.
Con tiempo y agua todo cambia
La Unesco calcula que más del 80% de las aguas residuales se vierten al medio ambiente sin tratar. La mayor parte de ellas va a los ríos y de ahí al mar o a los acuíferos. La práctica totalidad de la contaminación del agua dulce y alrededor del 85% de la contaminación marina global son producto de las actividades humanas que tienen lugar en la superficie terrestre. En muchos casos el daño en el agua es irreversible.
En los últimos años, los ríos de las regiones industrializadas han mejorado notablemente, gracias a las severas regulaciones medioambientales dictadas por los gobiernos y por el incremento de la responsabilidad social de las industrias. Sin embargo, en la mayor parte de los ríos de las economías emergentes se avanza muy lentamente y en muchos casos la situación empeora. Es preciso seguir ayudando en la búsqueda de la financiación de instalaciones de saneamiento. La concienciación ciudadana respecto al ciclo del agua como un capital natural universal, que no conoce fronteras y es vital para el futuro de la humanidad, es el mejor incentivo.