Agua para India. Un camino hacia la sostenibilidad global

El país más poblado del mundo está transformando su relación con el agua para garantizar un futuro sostenible. Regenerar la tierra, diversificar cultivos y empoderar a los campesinos que cultivan más de 125 millones de pequeñas explotaciones son las claves de este cambio. Nuestros proyectos, que han ayudado a miles de familias a salir de la pobreza, demuestran que alcanzar este objetivo es posible. El ejemplo de India puede inspirar una transformación global.

La familia de Srinivas ha conseguido un ingreso anual de unas 100.000 rupias, equivalente a aproximadamente 1.160 dólares. Aunque modesto, es suficiente para sobrevivir y garantizar la educación de sus hijos. Hace 13 años, colaboramos con la Fundación Vicente Ferrer para implementar un sistema de riego por goteo con la que ayudamos a más de 220 familias campesinas de la aldea de Mudigubba, en Anantapur, abocadas a la pobreza y la desnutrición, y sin más alternativa que emigrar a la ciudad. La irregularidad de los monzones, el monocultivo y el agotamiento de las aguas subterráneas habían llevado a esta comunidad al borde del colapso.

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El país más poblado del mundo está transformando su relación con el agua para garantizar un futuro sostenible. © pexels-equalstock

Diversificar para salvar la tierra

El riego por goteo revolucionó las vidas de Srinivas y otros agricultores de su comunidad. Lograron ahorrar hasta un 75 % de agua y aumentar su productividad. Por primera vez, pudieron diversificar sus cultivos con variedades más resistentes a la sequía, como el mijo, las legumbres y frutas como el mango o la guayaba. Además, la construcción de un pequeño embalse permitió regenerar las aguas subterráneas y reducir su dependencia de los erráticos monzones, la principal fuente de agua en esta región semiárida. Hoy, han logrado no solo su seguridad alimentaria y una dieta más saludable, sino también acceder a mercados más amplios, mejorando su economía familiar.

La diversificación de los cultivos ha sido además un factor determinante para la sostenibilidad agrícola: la integración de árboles frutales y maderables en las parcelas ha contribuido a la sostenibilidad del ecosistema y mejorado la fertilidad del suelo, asegurando el equilibrio a largo plazo.

Años más tarde, volvimos a colaborar en Anantapur, esta vez introduciendo bombas de riego impulsadas por energía solar en tres aldeas. 70 familias de agricultores superaron la barrera de la falta de electricidad y se liberaron de su costosa dependencia de combustibles fósiles de las antiguas bombas. El nuevo sistema, sencillo de operar y fácil de mantener, además de reducir los costes de producción, también mejoró la calidad de vida y permitió a los agricultores concentrarse en el cultivo.

En estos últimos 14 años, nuestros proyectos de ayuda a la agricultura en India – desde la construcción de pequeños embalses autogestionados hasta la excavación de pozos – han sacado de la pobreza a más de 17.500 familias (unas 58.300 personas) en los estados con mayor estrés hídrico del país.

Otras muchas iniciativas gubernamentales, locales y de ONGs confirman los beneficios de la formación de las comunidades rurales en el ciclo del agua, la recuperación de los recursos pluviales, la eficiencia en el riego y la diversificación de los cultivos. Todo ello detiene la degeneración de la tierra y permite a las familias dejar atrás la pobreza extrema.

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En estos últimos 14 años, nuestros proyectos de ayuda a la agricultura en India – desde la construcción de pequeños embalses autogestionados hasta la excavación de pozos – han sacado de la pobreza a más de 17.500 familias (unas 58.300 personas). © Javier Biyascar

El desafío de una gran transformación

India enfrenta un desafío monumental. El 50 % de la fuerza laboral del país depende de la agricultura y, según datos del censo de 2015-16, aproximadamente el 86% de las explotaciones son de menos de dos hectáreas. Esto significa que existen en el país 125 millones de pequeños agricultores, y muchos de ellos se encuentran en una situación de precaria marginalidad, especialmente en las zonas semiáridas del país.

En general, los 140 millones de hectáreas de cultivos de India absorben el 90% de los recursos de agua dulce, una cifra notablemente superior al promedio mundial, que se sitúa entre el 70 % y el 80 %. En un país en el que un 68% de su territorio es propenso a las sequías y el 12 % se ve afectado sistemáticamente por inundaciones, implica un reto de gestión política y socioeconómica de enormes proporciones.

Además, según estimaciones del Banco Mundial, la demanda de agua en India podría duplicarse para 2050, impulsada por el crecimiento demográfico y económico. Es un serio problema que se agrava con la sobreexplotación de las aguas subterráneas y superficiales causada por una gestión descontrolada de la eficiencia del riego.

Suelos húmedos y suelos secos

La agricultura en India es tan diversa como los desafíos hídricos que enfrenta. En la cuenca del Ganges, donde es predominante el cultivo del arroz, la sobreexplotación del agua subterránea y la disminución del flujo proveniente del hielo del Himalaya s constituyen una amenaza crítica. Los satélites ya detectaron en 2009 que los acuíferos de la cuenca superior del Ganges descendían de nivel a un ritmo de 33 centímetros cada año.

Por otra parte, las zonas semiáridas del sur y del oeste, la dependencia de los Monzones (de junio a septiembre) es casi absoluta. Aquí, los agricultores sufren cada vez más severas e impredecibles sequías.

En estas regiones, el monocultivo de cacahuete se ha extendido como una solución aparente, pero ha traído consigo un nuevo conjunto de problemas. Esta práctica  ha provocado la degradación del suelo por agotamiento de nutrientes y ha hecho que la economía agrícola sea altamente vulnerable a las fluctuaciones del mercado.

Aunque el cacahuete es una leguminosa relativamente resistente a la sequía, las fases críticas de su desarrollo, como la floración y el llenado de las vainas, dependen de un suministro constante de agua. La creciente inestabilidad de los monzones, impulsada por el cambio climático, ha reducido los rendimientos y ha sumido a los agricultores en la incertidumbre.

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La agricultura en India es tan diversa como los desafíos hídricos que enfrenta. En la cuenca del Ganges, donde es predominante el cultivo del arroz, la sobreexplotación del agua subterránea y la disminución del flujo proveniente del hielo del Himalaya se constituyen una amenaza crítica. © pexels-shuvrasankha

De India al mundo

Los informes del Banco Mundial destacan el apoyo a las comunidades rurales como la piedra angular para alcanzar la sostenibilidad agrícola, no solo en India, sino también a nivel global. Respaldan la importancia de capacitar a estas comunidades en el manejo del ciclo del agua, la recuperación de recursos pluviales, la eficiencia en el riego y la diversificación de cultivos. Estas estrategias detienen la degradación de la tierra y permiten a millones de familias superar la pobreza extrema, creando así las bases para un desarrollo demográfico equilibrado.

Enfrentar los desafíos hídricos de India exige un enfoque integral que contemple todos los usos y fuentes de agua, gestionados a escala de cuencas hidrográficas. Las sequías y la creciente inestabilidad de los monzones generan incertidumbre, un factor que debe minimizarse para adaptar la agricultura a la demanda de alimentos de una población creciente y al impacto del cambio climático. Sin embargo, aún persiste una brecha crítica: la falta de información integrada que combine pronósticos meteorológicos y evaluaciones de disponibilidad de agua. Este conocimiento debe acompañarse de herramientas accesibles para el análisis y la toma de decisiones.

El Banco Mundial, a través del programa GWSP (Global Water Security & Sanitation Partnership) promueve la adopción de nuevas tecnologías, como la teledetección para identificar problemas y monitorear el uso del agua. Estas herramientas generan datos esenciales para evaluar con precisión el rendimiento del riego y diseñar esquemas más equitativos y sostenibles. Además, las inversiones tecnológicas promovidas están concebidas para ser escalables y accesibles, llegando incluso a las comunidades rurales más desatendidas.

La evolución de la agricultura en India frente a sus retos hídricos representa un modelo de desarrollo adaptable en contextos tropicales y subtropicales similares. Su experiencia demuestra que, con la combinación adecuada de innovación, conocimiento y políticas inclusivas, es posible avanzar hacia un cambio global esperanzador. India puede liderar un esperanzador cambio a escala global.