No basta con invertir en letrinas e instalaciones de saneamiento en los países que lo necesitan, sino que además es fundamental crear cultura: acostumbrar y ayudar a que los potenciales usuarios las utilicen. Se trata de conseguir integrar la letrina y el saneamiento en su espacio cotidiano. Es una cuestión fundamental para poder progresar en las sociedades en las que no hay acceso a un letrina digna y aún existen tabúes en las prácticas higiénicas.
Este binomio indisoluble entre cultura y saneamiento marcó las conclusiones a que se llegaron en la mesa redonda Saneamiento: el motor del progreso que organiza la Fundación We Are Water en el Roca Madrid Gallery, con motivo del WTD.
Fernado Espejo, durante el debate, apostó primero por la cultura antes de la tecnología: “El problema del saneamiento tiene un componente cultural muy alto. Por tanto, si no se enseña y se lleva a cabo un programa de educación en el país, las soluciones tecnológicas y la implementación de inodoros, no sirven de nada”.
Además, en los lugares donde el saneamiento es un problema prioritario, existe una barrera tecnológica a la hora de instalar letrinas si se toma como referencia la fórmula de los países desarrollados. Para Espejo se trata de un error de base: “Así fracasaremos. Hay que llegar al país, ver su cultura, entenderla y ponernos en su lugar. Es en este punto de partida donde podemos empezar a trabajar”.
Por su parte, Xavier Torras destacó que el saneamiento primero pasa por la educación: “En países como India, donde los váteres no se usan, hay que provocar un momento de ruptura cultural, hay que crear programas de educación para luego poder instalar letrinas”.
Torras puso el acento en la búsqueda y la creación de soluciones específicas según cada cultura y civilización: “Sin duda, hay que dar con soluciones que funcionen en las civilizaciones donde el retrete no se usa o no está asociado a su cultura. Llegar e instalar cien letrinas e irse, no sirve de nada. Al día siguiente nadie las utilizará”.
Al tratar el saneamiento desde la cultura, éste se convierte en una cuestión social y la educación se convierte en el mejor antídoto para combatir los tabúes instalados o asociados con las prácticas higiénicas.
Siqui Sánchez, desde la perspectiva del proyecto Toilet Planet, afirmó: “La fotografía es un buen canal para dar visibilidad al problema, hay que conseguir que el tema del saneamiento no sea un tabú, así como sensibilizar y concienciar a las sociedades del problema. Sólo a partir de ahí se podrá empezar a trabajar en soluciones para paliar la falta de acceso”.
Para contribuir a cambiar la problemática del saneamiento, se trata también de ponerse en la piel de los que la sufren. Una de la vías para resolverlo es la sensibilización, y para ello se debe educar.
Ángel Morillo puntualizaba que “sensibilizar a las civilizaciones desarrolladas, donde es imposible imaginar un lugar sin un retrete, es una acción fundamental para poder tomar conciencia de la importancia del problema”.
Mientras, Aniza García subrayaba que ”el saneamiento es un derecho humano esencial, pero todavía existen desigualdades. Por ello, se ha de trabajar en sensibilizar y tratar este derecho como tal”.