“Mantén nuestra agua limpia. Salva vidas” es la consigna que se propaga por las comunidades con más problemas de acceso al agua potable. En ellas, la ausencia de un saneamiento adecuado es uno de los principales problemas, ya que sin él es difícil preservar el agua para beber.
Pero hay una lacra aún peor y que bloquea las soluciones sostenibles: la falta de conocimiento, la ignorancia de lo que significa contaminar el agua, la falta de prácticas higiénicas adecuadas que impidan la propagación de enfermedades como la diarrea, el ébola, el cólera, la tiña, la esquistosomiasis, la malaria, las enfermedades respiratorias … todas ellas endémicas en las zonas sin saneamiento ni higiene, como la de Ghana que muestra el corto.
La diarrea es la más extendida. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recopilados en mayo de 2017, las enfermedades diarreicas siguen siendo la segunda mayor causa de muerte de niños menores de cinco años, unos 525.000 en 2016; una lacra insoportable que debe acabar. Son enfermedades evitables mediante el acceso al agua potable, a servicios adecuados de saneamiento y, lo más importante, a las buenas prácticas higiénicas.
En Save Lives podemos ver lo fácil que puede ser propagar enfermedades a través del agua. Muchas veces por una doble ignorancia: la de los que la contaminan y la de los que la beben. Educar en la limpieza del agua y en la higiene son herramientas que deben acompañar de forma imprescindible cualquier acción de ayuda en acceso al agua y saneamiento para su eficacia y sostenibilidad. La experiencia en los proyectos de la Fundación muestra que la transmisión de conocimiento es ineludible y es especialmente eficaz entre los niños en la escuela. Ellos se comportan como agentes del cambio sostenible entre sus familias y de adultos serán líderes de comunidades libres de agua contaminada.