“No tenemos tiempo para resolver la crisis del agua, el clima y la biodiversidad poco a poco y paso a paso”, declaró Sandra Postel,una de las galardonadas con el Stockholm Water Prize, un premio que otorga el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI) durante la celebración de la Semana Internacional del Agua (WWW). Las palabras de Postel, geóloga creadora del Global Water Policy Project y una de las científicas más influyentes a la hora de alertar sobre las amenazas a largo plazo de la mala gestión de las aguas dulces en la naturaleza, resumen el llamamiento a la urgencia para la acción que ha sido general en casi todas las 418 sesiones de trabajo en Estocolmo, a las que han asistido más de 13.000 expertos en temas de agua y saneamiento de 188 países.
De hecho, el lema de la trigésima edición del evento sobre agua con más repercusión internacional, que desde 1991 organiza anualmente el SIWI, era explícito: Construir la resiliencia más rápidamente. La semana del agua se celebró 15 días más tarde de la publicación del avance del AR 6, el esperado informe del IPCC que ha sido publicado en medio de un verano boreal en el que las alarmas sociales desencadenadas por fenómenos meteorológicos extremos han proliferado en todo el mundo. A las puertas de la conferencia de las partes, la COP 26, de Glasgow, los expertos de la World Water Week han sentado las alertas que el mundo del agua expondrá en la reunión.
La situación recuerda la de seis años antes, en agosto de 2015, cuando la Semana del Agua se celebró meses antes de la COP 21 de París. Entonces, Torgny Holmgren, director ejecutivo del SIWI, lanzó un mensaje dirigido a los representantes y expertos de los países que se iban a reunir: ”El agua es el elemento de unión entre todos los aspectos del cambio climático. El cambio climático es el cambio del agua”. El tiempo le ha dado la razón, y la COP 21 provocó un cambio de paradigma en el posicionamiento internacional respecto al calentamiento global y sus consecuencias directas sobre los recursos hídricos en el mundo. Por entonces también habían sido denunciadas por el informe del IPCC, el AR 5. La diferencia es que ahora la urgencia en el paso a la acción se ha convertido en un clamor internacional.
2021 ¿Año cero?
Sí, hay prisas, muchas más que en 2015. Con un aumento “oficial” de 1,1 ºC de la temperatura, el planeta se ha sobrecogido ante las olas de calor, los incendios, las inundaciones y las sequías; y se hace evidente que debemos prepararnos para eventos aún más extremos y peligrosos en los próximos años, incluso si logramos mantener el calentamiento global en 1,5 o 2 ºC, una meta que según muchos climatólogos es improbable ante la falta de acciones radicales para reducir las emisiones de carbono.
Muchos expertos coincidieron en calificar 2021 como el primer año en el que todo el mundo está experimentando de forma global las amenazas para la salud y los desastres relacionados con el clima que en 2015 parecían afectar principalmente a los países de bajos ingresos. Y éste debería ser el punto de inflexión en la toma de medidas; un “año cero” que sea el punto de partida en la toma internacional de medidas tangibles y efectivas.
Los acontecimientos climáticos de este año están haciendo cambiar la forma de ver los riesgos y ha puesto de relieve la necesidad de afrontar la adaptación sin tapujos a las puertas de la decisiva conferencia de Glasgow.Cate Lamb, directora del programa Water Security del CDP (Carbon Disclosure Project), lo enfatizó, y avanzó cual será la presión de los científicos a los gobiernos:“En la COP26 queremos que más países den prioridad a la adaptación y traduzcan sus riesgos en inversiones hídricas resilientes. No lograremos poner al planeta en el camino de la reducción de gases si no protegemos los humedales y bosques, logramos el saneamiento eficiente y universal, y tratamos los residuos”.
Colaboración, empezando por las empresas
Es un objetivo global y de dimensiones enormes. Pero la idea de adaptación no es la misma ahora que hace una década y está cambiando cada año que pasa. No hay una hoja de ruta clara. En todo el mundo, desde los agricultores a los responsables de políticas hídricas y operadores del agua, aumenta la concienciación sobre el preocupante incremento en la cantidad de las amenazas que surgen y de sus características insólitas hasta ahora. Por el momento, el primer llamamiento es activar al máximo la colaboración internacional y acelerar el progreso hacia la consecución de las alianzas que contempla el ODS 17.
Es imprescindible que cada gobierno y sector productivo colabore y aprenda de sus pares en otros países; según Lamb esta colaboración debe realizarse sobre todo entre las empresas y a gran escala: “Desafortunadamente, ya no estamos en una situación en la que pequeños cambios intermitentes nos brindarán el futuro que necesitamos. Realmente necesitamos ver cambios radicales en la forma en que funcionan las empresas”.
No habrá resiliencia sin justicia e igualdad
En este sentido, en la semana de Estocolmo han abundado las ponencias y sesiones con el objetivo de definir hojas de ruta urgentes. Aquí ha surgido la necesidad de acelerar la carrera hacia otro ODS, el 16, que aboga por la consecución de la paz y la justicia con instituciones sólidas capaces de mantenerlas. Todos los expertos coinciden en que la inclusión y la igualdad son dos factores imprescindibles para el éxito de las medidas adaptativas e incluso acelerarlas.
En este desafío hay tres pilares fundamentales: la recuperación y fomento del conocimiento ancestral indígena, que es crucial para desarrollar soluciones basadas en la naturaleza; el papel de los jóvenescomo agentes del cambio y, de hecho, inevitables gestores del futuro del planeta; y el liderazgo de las mujeres en los objetivos WASH de las zonas con recursos hídricos más deficientes, liberándolas de las dificultades de acceso al agua y proporcionándoles educación y justicia.
Invertir y gestionar adecuadamente
El Dr. John Cherry, uno de los más renombrados expertos en hidrogeología, aseguró que la humanidad tiene el conocimiento científico y tecnológico necesario y probado para afrontar los retos hídricos, y que es preciso crear los incentivos para desarrollarlos e implementarlos en todo el mundo. “En este asombroso punto de inflexión en la historia de la humanidad, – señaló – tenemos todos los medios para resolver los grandes problemas del agua y ahora es sólo una cuestión de que el público aprenda sobre ellos y presione a los políticos”.
En varias de las sesiones que incidieron en el la necesidad de poder gestionar financieramente las soluciones, se comentó el informe de la ONU de 2020que señala que el costo anual de la adaptación climática en los países en desarrollo está aumentando rápidamente y podría alcanzar los 500 mil millones de dólares por año para el 2050. Es urgente pues acelerar las primeras inversiones que pueden reducir significativamente los costos y proporcionar una variedad de otros beneficios colaterales.