Puede resultar paradójico que un acto fisiológico fundamental para la salud humana como es la defecación, aún no pueda realizarse con seguridad por 3.600 millones de personas en el mundo, y siga marcando profundas diferencias entre la riqueza y la pobreza, el desarrollo y el estancamiento, la salud y la enfermedad, la dignidad y la vergüenza. La lucha para erradicar estas lacras se desarrolla en frentes muy diversos marcados por diferencias geográficas, culturales y políticas. Cada caso obliga a estrategias específicas que, sin embargo, comparten un contexto común: invertir en que la defecación sea un acto higiénico que garantice la salud de las personas y del medio ambiente es una necesidad humana y a la vez una fuente de beneficios.
Este contexto fue introducido por Laura Korčulanin, facilitadora del webinario “Valoremos los retretes más allá de lo visible”organizado por la Fundación We Are Water, en el marco del Día Mundial del Retrete, en colaboración con el Roca Lisboa Gallery y el Give a Shit Project.
Korčulanin, fundadora del proyecto internacional Give a Shit e investigadora de la Facultad de Diseño, Tecnología y Comunicación de la Universidad Europea (IADE-UE ) de Lisboa, presentó a tres expertos en la lucha por el acceso al saneamiento quienesexplicaron tres respectivos casos de éxito que constituyen cada uno de ellos una hoja de ruta para lograr el ODS 6 en 2030: Mona Mijhtab,fundadora deMosan Sanitation Solutions,quien trabaja para mejorar las condiciones de vida de las comunidades remotas proporcionando acceso a servicios autónomos de saneamiento; Graham Alabaster, jefe de Saneamiento y Gestión de Residuos en la Subdivisión de Servicios Urbanos Básicos de ONU-Hábitat, un experto en el desarrollo de soluciones de acceso al saneamiento en los barrios marginales de África; y Carlos Garriga, director de la Fundación We Are Water, que recientemente, conjuntamente con UNICEF y el Gobierno de Brukina Faso, ha logrado erradicar la defecación del aire libre en la provincia burkinesa de Sissili y trabaja para extender el éxito a todo el país.
Defecación, retretes…conceptos incómodos que hay que afrontar
Los problemas de la falta de saneamiento, relacionados con la defecación humana son socialmente incómodos, pese a que defecar es un acto que compartimos todos los humanos. En la actualidad, dónde y cómo se defeca marca una notable diferencia entre el bienestar y la pobreza, diferencia que se genera en torno al retrete, instalación básica para el saneamiento mundial. Tener o no tenerlo marca un abismo en las condiciones de vida, tan importante como disponer de acceso al agua potable y a los alimentos. Disponer de uno privado, que permita no contactar con las heces y que éstas se eliminen sin contaminar el entorno es además de un derecho humano incuestionable, una necesidad que afecta al desarrollo sostenible y justo de la humanidad.
Korčulanin recordó la incomodidad social que provoca hablar de defecación y retretes, al tiempo que señaló la paradoja de la incomprensible falta de inversión en saneamiento: “Cada dólar invertido en saneamiento básico devuelve hasta 5 dólares en costos médicos ahorrados – señaló -, al tiempo que incrementa la productividad y genera puestos de trabajo a lo largo de toda la cadena de servicios”.
La fundadora de Give a Shit apuntó la necesidad de conseguir un nuevo paradigma para los retretes que permita invertir e innovar para lograr la inclusividad de todas las comunidades y acabar con la lacra de las enfermedades diarreicas infantiles que cada vez matan a un mayor número de niños menores de cinco años.
Hacia la total erradicación de la defecación al aire libre
Carlos Garriga explicó la experiencia de 11 años de la Fundación We Are Water en proyectos de saneamiento y señaló la correlación que casi siempre existe entre la falta de suministro de agua y el saneamiento, que tiene como consecuencia directa la falta de higiene: “Sin agua, lavarse las manos es imposible“, comentó, lo que ha sido evidente en la pandemia de la covid-19, durante la cual la Fundación ha desarrollado proyectos en lugares y contextos especialmente vulnerables, como las escuelas, las zonas fronterizas de migración, los hospitales y las regiones rurales más abandonadas.
Especial relevancia como caso de éxito en el contexto del Día Mundial del Retrete es el trabajo de la Fundación en Burkina Faso, uno de los países más pobres de África. Allí, la colaboración con UNICEF iniciada hace cuatro años, ha logrado erradicar la defecación al aire libre en la provincia de Sissili, mediante la implementación del método SANTOLIC. Éste se basa en el empoderamiento de las comunidades que, mediante la autoconcienciación de las graves consecuencias de la defecación al aire libre, deciden abandonar su práctica y construir ellas mismas sus letrinas.
El desarrollo delManual de construcción de letrinas y pozos, una obra que recoge la experiencia acumulada en los proyectos de saneamiento de la Fundaciónen todo el mundo, estableció una de las bases de trabajo que fueron apoyadas por el Ministerio de Agua y Saneamiento y el Ministerio de Salud de Burkina Faso.
El éxito logrado y la experiencia acumulada llevó al Ministerio de Agua y Saneamiento de Burkina a plantear una estrecha colaboración con la Fundación con el objetivo de lograr que todo el país quede libre de la defecación al aire libre.
Autonomía y desconexión de la red es empoderamiento
Seguidamente, intervino Mona Mijthab, fundadora de Mosan Sanitation Solutions, poseedora de una amplia experiencia en acceso al saneamiento en todo el mundo, quien explicó el desarrollo del Mosan, un sistema circular regenerativo, en Guatemala, país con seis millones de personas carentes de un saneamiento seguro, y en concreto en las comunidades del lago Atitlán, donde se vierten cada segundo 500 litros de aguas residuales sin tratamiento.
El Mosan es un sistema sin conexión a la red que puede funcionar sin agua y sin productos químicos. Cada hogar recoge sus excrementos en una sencilla letrina y luego los entrega a una persona que los transporta manualmente a un centro de recogida para llevarlos a un centro de transformación. Allí la orina se procesa mediante precipitación en estruvita y las heces por pirólisis en biochar (biomasa de origen vegetal). La masa resultante se traslada a un reactor que la carboniza para su reutilización segura como fertilizante.
Mosan Sanitation Solutions se ha asociado con el Ministerio de Agricultura de Guatemala para extender su tecnología a nivel nacional. Uno de los principales retos es encontrar una forma de hacer que el proyecto sea viablefinancieramente; una posible forma es que las familias paguen una pequeña cuota al mes. Mona Mijthab confía que la propia filosofía del proyecto y el éxito de la solución en las comunidades del lago Atitlán faciliten su expansión: “Nos hemos inspirado en las condiciones de vida de la personas y en darles prioridad para que el sistema sea sostenible. La comunidad debe participar plenamente y dirigir los proyectos de saneamiento para apropiarse de las soluciones para que todo funcione a largo plazo”.
Carreteras en los tugurios
Graham Alabaster explicó los problemas de saneamiento en los barrios marginales urbanos, donde es muy difícil proporcionar servicios de agua y saneamiento, y en los que la alta densidad demográfica y mala calidad de las viviendas son críticas para la salud. El experto de ONU-Hábitat destacó la importancia de comprender a las comunidad y ofrecer servicios que se ajusten a sus costumbres, y de ser capaces de proporcionar soluciones que mejoren las condiciones de vida más allá de los propios servicios de saneamiento.
En este sentido, Alabaster presentó un estudio de caso en el que utilizaron el acceso al agua y el saneamiento como punto de entrada para mejorar el barrio marginal de Kibera, en Nairobi, uno de los más extensos del mundo y en el que ONU Habitat calcula que entre 500.000 y 800.00 personas viven en chabolas que rara vez alcanzan los 12 metros cuadrados.
Alabaster explicó que la comunidad estaba interesada en tener una carretera hacia el barrio, así como instalaciones comunales. La construcción de la carretera posibilitó la instalación de puntos de acceso ala agua y de saneamiento, además de un espacio abierto donde la gente podía reunirse y pasear, facilitando así mismo el desarrollo de otras posibilidades como la recogida de basura y residuos sólidos para su reciclaje. “Utilizar el agua y el saneamiento como punto de entrada para mejorar los barrios marginales tuvo diferentes impactos, todos muy positivos – señaló Alabaster -. El resultado general es un cambio de vida que garantiza la sostenibilidad del proyecto. Vamos a utilizar esta idea de construir las carreteras en combinación con las infraestructuras de agua y saneamiento en otro barrio marginal de Nairobi”.
Aprender de los casos de éxito es una forma segura de avanzar. El reto de lograr el ODS 6 para 2030 es de envergadura. Son muchas las variables y las circunstancias que hacen muy complejo el camino para conseguir que la defecación sea un acto higiénico. Pero todas las soluciones pasan por la participación d¡recta de las comunidades, desde su autoconcienciación hasta su capacitación en la gestión de las soluciones. Es la forma de que estederecho humano ineludible sea una fuente de riqueza que nos beneficie a todos.