“Tengo un hijo llamado Narayanaswamy. Su mujer y sus niños se sentían inseguros y humillados cada vez que tenían que salir de casa para atender a sus necesidades”. Obuleso creció en la aldea de P. Thimmapuram, en el estado indio de Andhra Pradesh. Desde niño, practicaba la defecación al aire libre en los descampados cerca de su casa. Con el tiempo, el desarrollo de los cultivos lo obligó a desplazarse cada vez más lejos para atender sus necesidades fisiológicas. Su familia creció y con ella la indignidad de no disponer de una simple letrina y tener que defecar entre arbustos lejos de su hogar.
Al igual que la de Obuleso, 40 de las 50 familias de la aldea no disponían de letrinas ni baños en sus casas ni cerca de ellas. Con el proyecto que hemos completado con la Fundación Vicente Ferrer, toda la comunidad ha erradicado la defecación al aire libre; cada hogar dispone ahora de baños con las instalaciones higiénicas básicas.
Los beneficiarios forman parte de las “castas y tribus programadas” (Scheduled Castes, Scheduled Tribes), como se conoce en India a las comunidades históricamente marginadas que han sufrido discriminación y exclusión social.
Durante el período colonial británico, fueron conocidas como “clases deprimidas”. En la actualidad se las conoce a veces como dalits o “intocables” y están excluidas de las cuatro varnas o castas tradicionales.
Esta población marginada, que constituye entre un 15% y un 18% de los habitantes del país, ha sufrido especialmente debido a la falta de acceso al agua y al saneamiento. Desde la independencia, el gobierno indio ha tomado medidas especiales para proteger sus derechos y promover su bienestar, pero aún quedan grandes bolsas de pobreza y abandono.
El resultado del proyecto en P. Thimmapuram muestra aspectos poco visibles para los privilegiados sectores de la sociedad que siempre han tenido pleno acceso a las instalaciones higiénicas. Venkatalakshmi, una anciana de la aldea, narra lo que ha supuesto para ella no tener que desplazarse para defecar en los descampados y disponer de agua en su casa: “Mi esposo y yo teníamos muchas dificultades para conseguir agua y salir a la calle para atender nuestras necesidades fisiológicas. Teníamos mucho miedo de ir a los arbustos debido a la presencia de animales venenosos, especialmente durante las mañanas y las noches. A mi esposo le duelen las rodillas y para él era especialmente penoso. Ahora, tenemos un baño con un inodoro agradable y decente justo al lado de nuestra casa y el agua también está disponible en el grifo de nuestro hogar. Después de tantos años, el pueblo me parece ahora muy bonito y limpio”.
El reto en un país de más de 1.425 millones de habitantes
En 2014, el Gobierno de la India emprendió un proyecto de enorme envergadura: el Swachh Bharat Abhiyan (Campaña India Limpia). Su objetivo principal era eliminar la defecación al aire libre y promover la higiene en todo el país. Según datos del PMC, en 2015, 383 millones de indios practicaban la defecación en campos, caminos y calles. Según los informes, millones de inodoros han sido construidos en todo el país y ha habido una disminución notable en la defecación sin control sanitario alguno. La campaña logró reducir esa cifra a 205 millones en 2020, y también se ha observado un aumento en la conciencia sobre la higiene y una movilización social para lograr un cambio de comportamiento hacia prácticas más salubres. Pero todavía queda un largo camino por recorrer.
Entre los que, por el momento, se han quedado fuera del alcance del programa se encuentran muchas comunidades de las zonas rurales más abandonadas, como las castas programadas de aldeas como P. Thimmapuram. El país más poblado del mundo tiene aún a sus comunidades rurales lastradas con numerosos tabúes sociales y un abandono secular; la erradicación completa de la defecación al aire libre y la promoción de la higiene son objetivos costosos que conllevan cambios socioeconómicos difíciles de conseguir a corto plazo.
Satisfacción es sinónimo de sostenibilidad
De los 36 proyectos que hemos desarrollado en India, 19 entran de lleno en el acceso al saneamiento; en total, más de 170.000 personas se han beneficiado. Nuestra experiencia de más de 12 años corrobora los informes gubernamentales de seguimiento de la Swachh Bharat Abhiyan y los de las ONGs con las que llevamos colaborando: la implementación del saneamiento debe ir acompañada de cambios culturales que afecten no sólo a la comprensión de la importancia de la higiene, sino a la erradicación de tabúes, especialmente los que lastran a las mujeres y las apartan de la educación y el empoderamiento.
La mejor garantía de que esto ocurra es la satisfacción que produce en las comunidades los beneficios de contar con instalaciones de saneamiento e higiene: la plena participación de las mujeres en la gestión comunitaria; el significativo descenso de las enfermedades infantiles; la mejora de la eficiencia escolar; la cohesión social que proporciona la participación comunitaria en las instalaciones y la dignidad de no tener que vivir rodeados de excrementos.
“Sentimos que tenemos otro valor añadido en nuestro pueblo. Las aldeas vecinas nos están visitando y aprecian esta iniciativa”, declara la representante de la comunidad de mujeres del Panchayat, la institución que se encarga de la administración local y la toma de decisiones en la aldea y que ahora puede velar por un futuro con plena cultura de la higiene. El reto no es sólo llegar, sino permanecer, y la satisfacción de las personas humildes es el mejor recurso.