Una de las aportaciones beneficiosas del ODS 6 es la divulgación del concepto de saneamiento, una palabra confusa para muchos en parte debido a la diferente percepción de las personas respecto al proceso de “sanear”. Aplicado al uso del agua, el término hace referencia a todas las actividades y medidas que se toman para promover la salud pública y prevenir enfermedades relacionadas con el tratamiento y uso de las aguas residuales, ya sean de origen doméstico, industrial o ambiental. En función de la geografía, la cultura y, sobre todo, la riqueza económica, el saneamiento adquiere significados notablemente diferentes para la población.
El saneamiento en los países en vías de desarrollo: no enfermar
Según el JMP, en el mundo, unos 12 de cada 100 habitantes aún no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura; para estas personas, esto significa la ausencia de cualquier garantía de salubridad a la hora de satisfacer sus necesidades fisiológicas. Es el caso de los 418 millones que defecan al aire libre y de los 544 millones que no disponen de retretes que eviten el contacto con las heces. En estos casos, el primer objetivo tangible del saneamiento es simple y urgente: la salud humana.
El primer paso es acceder a letrinas seguras; es el punto de partida para progresar en la erradicación de la pobreza, y los resultados son realmente efectivos. En los 66 proyectos de saneamiento, que a día de hoy hemos desarrollado en las zonas más deprimidas, lo hemos podido comprobar: más de un millón de personas han abandonado los entornos insalubres y han podido acceder a la cultura de la higiene gracias a su participación activa en los proyectos de construcción de letrinas en sus aldeas y escuelas.
Especial transformación experimentan las comunidades que estaban lastradas con la defecación al aire libre. En nueve de estos proyectos hemos incidido especialmente en erradicarla. Un ejemplo paradigmático es nuestra colaboración con UNICEF en un proyecto en Burkina Faso, en el que hemos logrado que provincia de Sissili quede libre de la defecación al aire libre. El éxito de la experiencia ha permitido establecer las directrices que va a seguir en el futuro el Gobierno burkinés para liberar al resto del país de esta nefasta práctica.
El saneamiento en los países industrializados: no contaminar
Para los habitantes de los países que se sitúan muy por encima del umbral de la pobreza, el saneamiento eficiente se enfoca en garantizar que las aguas residuales retornen al medio sin contaminarlo. La gran mayoría de los más 4.500 millones que gozan de un sistema de saneamiento gestionado de forma segura en sus hogares pertenecen a estos países que disponen de alcantarillas, tanques sépticos y plantas depuradoras de aguas residuales (EDAR).
También, durante las sequías, las alcantarillas se bloquean, las EDAR ven comprometido su trabajo y los retretes con descarga manual de agua dejan de funcionar correctamente, a pesar de de que los sistemas sean tecnológicamente avanzados.
El saneamiento a nivel planetario: herramienta contra la crisis climática
Sin embargo, el impacto de la falta de saneamiento adecuado no se limita sólo a los seres humanos y a su entorno inmediato. Las investigaciones sobre el proceso del cambio climático han proporcionado recientemente nuevos datos que desvelan la importante contribución que las mejoras en saneamiento pueden aportar a la lucha contra el calentamiento atmosférico. Se estima que el tratamiento de las aguas residuales representa por lo menos el 5 % de las emisiones mundiales de metano, y hay nuevos estudios que muestran la alta presencia de este gas y del dióxido de carbono (CO2) en los sistemas de tratamiento que se utilizan ampliamente en los países de economías más débiles. Por ejemplo, en la investigación se reveló que en Kampala, la capital de Uganda, el sector del saneamiento genera 189 kilotoneladas de CO2 equivalente al año.
Estas emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) provienen en gran medida de la digestión anaeróbica en las letrinas de pozo y los tanques sépticos que no limpian adecuadamente, y de las plantas de tratamiento de aguas residuales donde no se captura el metano.
El saneamiento puede ser una solución climática
En 2022, se formó la Climate Resilient Sanitation Coalition (CRSC), una plataforma de organizaciones internacionales de investigación global y profesionales en los campos del agua. La CRSC lanzó, en la COP27, una llamada a la acción sobre saneamiento abogando para un trabajo colectivo internacional con el objetivo de garantizar la resiliencia de los sistemas de saneamiento y explorar las oportunidades de reducir las emisiones a lo largo de su cadena de servicios. Entre sus miembros se encuentran UNICEF, el Banco Mundial, la OMS, la Fundación Bill y Melinda Gates y los principales bancos de desarrollo y muchos fondos de investigación.
La coalición insta a cambiar el mensaje: en lugar de ver el saneamiento como un problema climático, pasar a contemplarlo como una solución para reducir las emisiones y la resiliencia de las comunidades y los ecosistemas de los que todos dependemos.
Para ello se debe incluir la gestión activa de los servicios relativos al saneamiento en todos los planes climáticos de los gobiernos, y aumentar los compromisos con las comunidades con índices más altos de pobreza, generando incentivos a la inversión en el sector para desarrollar e implementar tecnologías y modelos de saneamiento asequibles, y resilientes frente a los avatares del clima. Más allá de los retretes hay un mundo de beneficios globales que necesitamos más que nunca.