La falta de saneamiento es el problema higiénico más grave que tiene la humanidad. Más allá de la indignidad que supone vivir sin retrete, esta carencia es causa permanente de todo tipo de enfermedades, alta mortandad infantil, inseguridad para las mujeres, absentismo escolar y contaminación fecal del agua.
Según las Naciones Unidas, en la actualidad 2.500 millones de personas carecen de acceso a saneamiento mejorado y alrededor de 1.000 millones practican la defecación al aire libre.
¿Cómo debería ser la solución que acabe con esta lacra? El problema es complejo. El saneamiento se define como el conjunto de instalaciones que permiten eliminar los residuos que genera la actividad humana de una forma efectiva, higiénica y respetuosa con el medio ambiente. Si observamos estas instalaciones en cualquiera de los baños de nuestros hogares, podemos ver que hay tres elementos fundamentales: el suministro de agua corriente, el retrete y las alcantarillas. Los 1.000 millones de personas que defecan al aire libre no tienen retrete en sus hogares, muy pocos tienen agua corriente y prácticamente ninguno pueden acceder a una red de alcantarillado.
El desafío de reinventar la letrina
¿Cómo puede plantearse que sin agua corriente y sin alcantarillas las personas puedan disponer de retretes higiénicos y sostenibles? En 2011 estas cuestiones llevaron a la Bill & Melinda Gates Foundation a lanzar el proyecto Reinvent the Toilet Challenge (RTTC) con el objetivo de crear una unidad de aseo independiente que no necesitase suministro exterior de agua, ni acceso al alcantarillado ni conexión a la red eléctrica. El nuevo retrete debería costar inicialmente cinco centavos de dólar ($ 0’05) por persona y día y llegar, una vez implementado, a un solo centavo ($ 0,01).
La fundación de los esposos Gates lanzó un concurso de becas al que se acogieron varias universidades y equipos de diseño de todo el mundo. Uno de los premiados fue RTI Internacional, un instituto independiente sin ánimo de lucro que proporciona servicios de investigación y desarrollo tecnológico a gobiernos e instituciones en todo el mundo con el objetivo de mejorar la condición humana. El Roca Design Center pasó a colaborar con RTI para desarrollar la interfaz de usuario, es decir, la placa de cerámica de la letrina y el sistema de descarga de agua.
La Fundación We Are Water apoyó desde sus inicios el proyecto ya que la consecución de sus objetivos supondría un gran avance en la lucha contra la lacra que supone la falta de saneamiento básico en el mundo: lograr un retrete autónomo de implementación sostenible en las zonas más pobres del mundo.
Mucho más que un inodoro
El proyecto de RTI International se basa en el desarrollo de una letrina que va más allá de los objetivos del RTTC. Se trata de una instalación que convierte los desechos humanos en biofuel y agua no potable desinfectada. Podemos ver un esquema de su funcionamiento en el siguiente croquis:
Es una unidad totalmente autónoma que separa los residuos sólidos de los líquidos mediante un tornillo sin fin. Las heces se van secando a medida que son transportadas por el tornillo y pueden acabar en un depósito o un horno para la obtención de energía térmica que sirve tanto para secar los residuos como para obtener electricidad. Esta electricidad se utiliza para tratar los líquidos y convertirlos en agua desinfectada no potable que se reutiliza para baldear la letrina. El sistema genera así su propia energía que puede ser reforzada con placas solares.
El Roca Design Center desarrolla la placa turca de la instalación con el objetivo de que funcione con sólo un litro y medio de agua por descarga y proporcione una barrera a los olores. Está fabricada en vitrocerámica para garantizar la máxima higiene, limpieza y durabilidad, y se complementa con una cisterna de descarga de plástico concebida para ofrecer una solución completa.
El sistema está diseñado para dar servicio a un pequeño pueblo de 12 a 15 familias y varios prototipos están siendo probados en India en el contexto del programa SWACHH Bharat, que pretende acabar con la defecación al aire libre en 2019 (ver la presentación del programa en el Roca Barcelona Gallery).
Este modelo de letrina supone la creación de unidades que, además de mejorar las condiciones higiénicas y sociales, pueden proporcionar un beneficio extra a la comunidad que puede sacar provecho de los desechos que antes la condenaban a la insalubridad.
El reto del proyecto es ahora encontrar la viabilidad de la fabricación de las unidades. Las tecnologías aplicadas son sofisticadas y no es fácil establecer cadenas de producción que mantengan los costes en los márgenes deseables. Aunque la tecnología por sí sola no es siempre la solución, en este caso nos indica hacia dónde tenemos que avanzar.