Refugiados: la pandemia del olvido

Campo de refugiados en Afganistรกn ยฉ Carlos Garriga / Fundaciรณn We Are Water

Los refugiados se encuentran entre las personas mรกs vulnerables del mundo. La covid-19 ha empeorado su situaciรณn y aรฑadido incertidumbre a su futuro. En plena crisis sanitaria, los desplazados por inundaciones, sequรญas y plagas se aรฑaden a los que huyen de la violencia y las guerras que no han disminuido durante la pandemia. Muchos de estos conflictos parecen haber sido temporalmente olvidados. Es hora de recordarlos.

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En la zona del Sahel, los refugiados huyen de guerras, de amenazas por etnia o religiรณn, por su orientaciรณn sexual, o simplemente por ser pobres ยฉ UN Photo/Tobin Jones

En 2011, uno de los primeros proyectos que la Fundaciรณn We Are Water realizรณ en colaboraciรณn con Intermรณn Oxfam fue llevar agua, saneamiento e higiene a los refugiados del conflicto de Darfur, en Sudรกn Occidental. La ayuda beneficiรณ a 120.000 personas que huรญan de la guerra que asolaba el oeste de Sudรกn, y que estaban distribuidos en cinco campos de refugiados al este del Chad, una de las zonas de mayor estrรฉs hรญdrico del mundo.

Por entonces, la guerra civil de Darfur, iniciada en 2003, habรญa caรญdo en el olvido y el proyecto contribuyรณ a dar visibilidad a un desplazamiento humano que afectaba directamente al Chad. Este paรญs,ย  situado en el Sahel, con el desierto de Sahara al norte y la sabana al sur, era – y sigue siendo – el tercero menos desarrollado del mundo, con una socioeconomรญa incapaz de absorber la avalancha de desplazados y dar cobertura a sus derechos (recogidos en la Convenciรณn sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951).

Diez aรฑos mรกs tarde, lejos de mejorar la situaciรณn, el Chad ha visto aumentar su carga con nuevas oleadas de desplazados por las crisis humanitarias que lo rodean: los conflictos en Sudรกn, la violencia de Boko Haram en la regiรณn delย Lago Chadย y Nigeria, y los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en laย Repรบblica Centroafricana, principalmente.

En la zona del Sahel, los refugiados huyen de guerras, de amenazas por etnia o religiรณn, por su orientaciรณn sexual, o simplemente por ser pobres. Las mujeres y los niรฑos se llevan la peor parte: muchas huyen de la mutilaciรณn genital, de violaciones; y muchas han visto a sus hijos forzados a convertirse en niรฑos soldado o esclavos sexuales.

รšltimamente la violencia en el noreste de Nigeria ha forzado a miles de personas, la mayorรญa mujeres y niรฑos, a buscar refugio de nuevo en el Chad, paรญs en el que los campos de refugiados nigerianos ya albergan a unas 11.300 personas llegadas desde 2014.

Estos estallidos son constantes en el polvorรญn del Sahel. El pasado 11 de junio ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, denunciรณ una escalada de violencia en Burkina Faso, Malรญ y Nรญger. ACNUR ha habilitado alojamiento a mรกs de 25.000 familias en la zona de Liptako-Gourma, el triรกngulo fronterizo donde convergen los tres paรญses; sin embargo, las actividades humanitarias se ven seriamente obstaculizadas por la creciente inseguridad, el impacto de la COVID-19 y la falta de recursos.

En Burkina Faso la situaciรณn es terrible. El nรบmero de desplazados internos aumentรณ de 560.000 a principios de febrero a 848.000 a finales de abril, lo que representa in incremento de 288.000 personas en aproximadamente tres meses.

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Una lacra con tendencia a ser olvidada

Mรกs allรก del Chad y de รfrica, la crisis humanitaria de los que huyen estรก extendida por el mundo. Es un problema lacerante que cuestiona la cualidad humanitaria internacional: por tercer aรฑo consecutivo, en junio de 2020, los datos de desplazamientos en el mundo presentan cifras rรฉcord.

En el dรญa Mundial de los Refugiados, ACNUR nos recuerda que cada tres segundos una persona se ve forzada a abandonar su casa, que 70,8 millones de personas han tenido que huir en 2018, y que el 51% de los refugiados son niรฑos.

Hay muchas causas que podrรญan calificar esta vergรผenza de silente: el mundo industrializado, el que genera los mayores flujos de informaciรณn, se concentra preferentemente en sus problemas. No estรก predispuesto para pensar que, como seรฑala ACNUR, en menos tiempo del que tardamos en leer estas lรญneas, en algรบn lugar del mundo, una persona se ha convertido en refugiado.

La crisis de la covid-19 ha incrementado esta falta de atenciรณn informativa. Incluso una tragedia como la guerra de Siria prรกcticamente ha desaparecido de los medios de comunicaciรณn y sรณlo ha mantenido su presencia en las redes sociales, aunque ahogada por los contenidos referentes a la pandemia.

Pocos han citado que todavรญa unos 40.000 refugiados solicitantes de protecciรณn internacional se hacinan en los asentamientos de Grecia. En los campos de Malaka, Moria y Ritsona malviven miles de personas con graves carencias de atenciรณn mรฉdica, alimentos, agua, saneamiento e higiene. Muchas de estas gentes sufrieron ademรกs vergonzosos ataques xenรณfobos y racistas a principios del pasado marzo, que tampoco han tenido mucha resonancia mediรกtica en la parte del mundo asustada por el inicio de la pandemia.

Otro problema sin resolver es el de los refugiados afganos. ACNUR informa queย  de los 35 millones de habitantes que tieneย Afganistรกnย en la actualidad, un 25% son refugiados que regresaron a sus hogares durante los รบltimos 18 aรฑos, y todavรญa hayย 4,6 millones de afganos que continรบan viviendo fuera del paรญs con riesgo creciente de caer en el olvido.

ย Para los refugiados, el riesgo de infecciรณn por el SARS-CoV-2 es alarmante por partida doble. En los campos, a la imposibilidad de mantener la distancia social se une la falta de higiene bรกsica; por otra parte, la ya de por sรญ precaria atenciรณn mรฉdica puede verse fรกcilmente desbordada en el caso de propagarse la infecciรณn.

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La crisis climรกtica sigue ahรญ

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En los paรญses en los que a la falta de censos rigurosos se aรฑade una gobernanza con endรฉmica falta de transparencia y rigor es muy difรญcil obtener datos fiables de migraciones. ยฉUN Photo/Logan Abass

Tambiรฉn la crisis climรกtica ha seguido causando estragos y generando desplazados. A mediados de mayo, cuando la mayor parte de los paรญses industrializados se debatรญan en el dilema de seguir frenando la pandemia o reactivar la maltrecha economรญa, las lluvias torrenciales en el este de รfrica provocaban el desplazamiento de medio millรณn de personas, entre ellas 240.000 niรฑos. Desplazados de las zonas mรกs pobres de Burundi, Yibuti, Etiopรญa, Kenia, Ruanda, Somalia, Tanzania y Uganda se hacinan donde pueden: campamentos, iglesias y escuelas. Allรญ no tienen ninguna posibilidad de prevenciรณn del contagio frente el coronavirus ni otras infecciones endรฉmicas habituales en su hรกbitat, como la diarrea y la neumonรญa, generadas por la falta de acceso al agua potable, saneamiento e higiene.

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Solidaridad tambiรฉn en la gobernanza

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Si en pocos dรญas,ย la covid-19 saturรณsistemas sanitarios avanzados, como el espaรฑol o en italiano, ยฟquรฉ puede ocurrir en los campos de refugiados? ยฉ UN Photo/Nektarios Markogiannis

Las informaciones provenientes de estas personas son dramรกticas y a menudo inexistentes en tiempo real. Es fรกcil imaginar que si en el mundo desarrollado aรบn no se han establecido criterios exactos sobre cรณmo contabilizar infectados y fallecidos por una pandemia como la de la covid-19, en los paรญses en los que a la falta de censos rigurosos se aรฑade una gobernanza con endรฉmica falta de transparencia y rigor es muy difรญcil obtener datos fiables de migraciones.

Los paรญses que sufren los movimientos de refugiados suelen tener infraestructuras sociales dรฉbiles, como ocurre en muchas zonas de รfrica, Asia y Centroamรฉrica. Una adecuada integraciรณn de acogida no es siempre tarea fรกcil. En el proyecto de la Fundaciรณn en el Valle del Bekaa, en colaboraciรณn con Acciรณn Contra el Hambre en el Lรญbano, se puso de manifiesto la importancia de planificar la acogida de refugiados – niรฑos sirios en ese caso – de forma acorde con las infraestructuras existentes y el mestizaje cultural. En marzo de 2018, segรบn ACNUR, habรญa 991.165 refugiados sirios registrados en el Lรญbano, entre ellos 357.592 en el Valle del Bekaa, una zona con estrรฉs hรญdrico y faltada de infraestructuras de saneamiento adecuadas. El esfuerzo de las autoridades fue, y sigue siendo, imprescindible para el รฉxito de cualquier acogida, y debe ser comprendido y apoyado por la comunidad internacional.

Si en pocos dรญas,ย la covid-19 saturรณsistemas sanitarios avanzados, como el espaรฑol o en italiano, ยฟquรฉ puede ocurrir en los campos de refugiados? ยฟY en los paรญses de acogida en los que el acceso al agua y la higiene es el privilegio de una minorรญa? Una reflexiรณn que debe llevar a acciones internacionales urgentes. ร‰sta no debe ser la pandemia del olvido.