Se ha completado el ciclo del trabajo científico más esforzado y amplio realizado nunca antes por la humanidad. Con la publicación del Informe de síntesis, el IPPC da por concluido su Sexto informe de Evaluación (AR6) cuya primera parte presentó el verano de 2021.
El acrónimo IPCC corresponde a las siglas en inglés del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un órgano de las Naciones Unidas creado en 1988 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). En él participan cientos de especialistas que evalúan el conocimiento científico sobre la evolución del clima publicado en todo el mundo. Su principal objetivo es acercar la ciencia a los gobiernos para que actúen de la forma más adecuada posibley así avanzar en la mitigación y adaptación a los efectos del calentamiento global.
Desde 1988, el IPCC ha elaborado cinco informes completos de evaluación. El AR 6, levantó muchas expectativas desde que su predecesor, el AR 5, fuera la base científica con la que se abordó el cambio climático en la COP 21 de París, en diciembre de 2015. Corrobora rotundamente el cambio antropogénico causado en el clima que los científicos comenzaron a detectar en la década de 1970, y reafirma con abrumadoras evidencias la urgencia de actuar para frenar el calentamiento atmosférico, el principal factor desencadenante de la crisis.
Cada informe de evaluación de compone de tres partes. En el caso del AR6 los temas centrales son: las bases físicas del cambio climático (publicadas en agosto de 2021), el informe sobre vulnerabilidades y adaptación (publicado en febrero de 2022) y el de mitigación (publicado en abril de 2022).
La mayor expresión científica colectiva y comprensible para todos
El Informe de Síntesis está concebido para que todos, desde los gobiernos a la opinión pública, lo podamos entender. Por ello, el documento está escrito evitando tecnicismos y trata de orientar y proporcionar datos útiles a quienes después deberán formular las políticas de gobernanza y comunicación adecuadas para hacer frente al cambio climático.
Un equipo central de redacción (CWT, por sus siglas en inglés) compuesto por 39 especialistas se encarga de escribir los textos y diseñar los gráficos. En este enlace se encuentra la lista de redactores del AR6, que provienen de universidades y centros de investigación de todo el mundo.
Esos redactores se han esforzado en crear infografías sintéticas y comprensibles, con especial hincapié en utilizar los recursos necesarios para impactar. Y lo han conseguido. En el informe hay siete gráficos que deberían cubrir tanto las paredes de las oficinas de los gobiernos, como las redacciones de los medios de comunicación, los murales de las escuelas y llegar hasta los hogares.
Todas las infografías llaman a la urgencia. Hemos seleccionado algunas de ellas que hablan por sí solas de llamamientos rotundos a los que hay que responder sin retraso.
El problema YA existe
El cambio climático está ya causando muerte, sufrimiento y pérdidas generalizadas y sustanciales en casi todos los aspectos de la vida humana, y los impactos en las generaciones futuras dependen de las decisiones que tomemos AHORA. Ya no es una cuestión que se deba resolver en el futuro. A mayor dilación más diferencias y, en consecuencia, más incertidumbre. La figura 1 es suficientemente explícita.
Los impactos son graves para la salud, el agua y la seguridad alimentaria
El cambio climático afecta directamente a nuestra salud, al agua y a nuestros recursos alimentarios. La exposición a las olas de calor aumentará el riesgo de mortandad o exposición a condiciones de alta temperatura ambiental. La figura 2 muestra la distribución geográfica de estos riesgos, así como la probabilidad de olas de calor extremadamente húmedas que reducen la productividad laboral y aumentan la morbilidad y la mortalidad en humanos y animales. Es un riesgo que se maximiza en muchas regiones densamente pobladas.
Jaque a la seguridad alimentaria
El incremento de los períodos de sequías y su recurrencia, se une a la alternancia de lluvias torrenciales para disminuir la productividad agrícola. La figura 3 representa los impactos regionales proyectados causados por las respuestas de los cultivos a los cambios de temperatura, pluviosidad, radiación solar, humedad, viento y aumento de CO2 en el crecimiento y la retención de agua en las áreas actualmente cultivadas. Es importante tener en cuenta, como advierte el IPCC, que los modelos utilizados asumen que las áreas de regadío no están limitadas por el agua, y tampoco han tenido en cuenta las posibles plagas y futuros cambios en la tecnología agraria.Todo ello añade mayor incertidumbre a unas proyecciones que auguran drásticas pérdidas en la productividad en escenarios de alto calentamiento.
No avanzamos a la velocidad adecuada y la ventana se está cerrando
En cada una de las últimas COP se ha denunciado que no estamos realizando las acciones básicas para mitigar las consecuencias nefastas del calentamiento global. El informe de síntesis es muy claro: los objetivos del Acuerdo de París quedan lejos.
La figura 4 presenta la infografía más inquietante. Limitar el calentamiento a 1,5 °C y 2 °C implica reducciones rápidas, profundas y, en la mayoría de los casos, inmediatas de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La divergencia entre las actuales políticas y las que serían necesarias para no sobrepasar estos niveles de calentamiento es brutal.
No hay precedentes, la incertidumbre es alta, pero hay soluciones
El gran reto de este informe de síntesis no es científico, sino político. La ciencia hace ya décadas que está trabajando a fondo y denunciando. Pero la ciencia realmente debe ser la guía para una sociedad cada vez más concienciada, y angustiada, ante el futuro que se nos plantea.
Es mucho lo que nos jugamos y la urgencia de las acciones se hace más perentoria a medida que pasa el tiempo. Nos quedan menos de siete años para rendir cuentas de los ODS y por el momento seguimos en una situación sin precedentes, con muchas preguntas y pocas respuestas.
En las COP y en reuniones de alto nivel, como la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, los gobiernos demuestran que hace décadas que ya saben lo que hay que hacer; pero, año tras año, los acuerdos no se convierten en acciones tangibles y prácticas. El objetivo de TODOS es la reducción de los gases y la contaminación, y es de esperar que la contundencia y claridad del AR6 catalice nuestra reacción. No habrá otro informe del IPCC hasta casi 2030. ¿Lo habremos conseguido?.