Participación es sinónimo de sostenibilidad

Mantener a la población en su tierra e invertir en infraestructuras son factores clave para la recuperación de una región tras un desastre natural. Para ello es imprescindible restituir el acceso al agua con la participación plena de los afectados en el funcionamiento y mantenimiento de las infraestructuras. Esta participación es un factor clave para lograr una recuperación sostenible. El proyecto de la Fundación We Are Water en Filipinas muestra como es posible la resiliencia y devolver las expectativas de crecimiento a la población que sufrió el desastre del tifón Haiyan.

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“Soy la encargada de recolectar el dinero que se paga por el agua en esta comunidad. Si el dinero recogido no es suficiente, pago lo que falta de mi propio bolsillo.” Quien lo afirma es Marylin, una de las gestoras de las fuentes de agua que la Fundación We Are Water ha recuperado en colaboración con World Vision en una de las zonas más dañadas por el tifón Haiyan. Marylin vive en una pequeña comunidad de la isla de Leyte, donde los vientos alcanzaron rachas de hasta 235 km por hora y las lluvias fueron torrenciales. 

Imagen We Are Water

En el proyecto de la Fundación We Are Water y World Vision se rehabilitaron ocho sistemas de agua comunitarios, seis de nivel 1 (colectores de agua de lluvia o fuentes dotados con una bomba manual), y dos de nivel 2 (grifos comunitarios conectados por cañerías a un depósito y a una fuente de agua con más caudal). Esto permitió dar acceso a agua potable a unas 4.500 personas. 

El proyecto estableció y capacitó a ocho comités de agua que acordaron, conjuntamente con los miembros de la comunidad y los funcionarios responsables del agua, pagar tres pesos (0,047 €) por bidón, lo que permite mantener las instalaciones de abastecimiento de agua en perfecto estado de funcionamiento. Marylin forma parte de uno de estos comités y su trabajo y generosidad constituyen un papel vertebrador fundamental para conseguir sostenibilidad de la ayuda recibida en los sistemas de nivel 1 y 2, que son los que más dependen de la población usuaria.

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Siguiendo una estrategia comunitaria, estos comités son también la base para implementar los procesos de sensibilización sobre higiene con el objetivo de evitar las prácticas que ponen en riesgo la salud de de los usuarios de las instalaciones.

Tras un desastre las comunidades se vuelven más conscientes del valor de las infraestructuras del agua y en este sentido la participación en el control del uso y mantenimiento de las instalaciones es un elemento transversal que une y sensibiliza, dos factores clave para la sostenibilidad de las instalaciones y la disminución de la vulnerabilidad de la población ante un fenómeno meteorológico que el cambio climático hará más frecuente. 

El Haiyan causó unas 10.000 muertes y la pérdida de la mayor parte de los cultivos de coco, caña de azúcar y arroz, y de miles de cabezas de ganado. 575 mil casas quedaron destruidas y 4,4 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares. Como explicaba el experto en desastres Eric Cesal, director de proyectos especiales de la Curry Stone Foundation, en el ciclo de conferencias Development by Design, organizado por Roca junto con la School of Architecture de UIC Barcelona: “la recuperación de una zona devastada depende en gran medida de la capacidad de regreso de los desplazados”. Y para ello es imprescindible recuperar el acceso al agua, pues como afirma Aaron Aspi, responsable de Comunicaciones de World Vision Filipinas “sin agua no hay posibilidad de retorno ni reconstrucción”.

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