Canapi, Alagoas, Brasil, Brasil
Con la colaboración de
Noviembre 2023 – abril 2024
Dotar de agua potable a las familias rurales a través de un sistema de captación de agua de lluvia en cisternas. Generar un cambio de comportamiento respecto al uso consciente del agua.
Objetivos
- Contribuir al acceso seguro al agua potable, para reducir la propagación de enfermedades de transmisión hídrica y aumentar la seguridad alimentaria.
- Garantizar el acceso al agua en los periodos de sequía.
Beneficiarios
150 directos
75 mujeres y 35 niños menores de 15 años.
2.350 indirectos
1.175 mujeres y 300 niños menores de 15 años.
Sobre el terreno
Hay carencias de suministro de agua, especialmente en la estación seca, y alta vulnerabilidad frente al cambio climático, con proliferación de enfermedades transmitidas por el agua que tienen un impacto muy negativo en la desnutrición infantil.
La Región Semiárida de Brasil es una de las zonas que más está sufriendo las crisis provocadas el cambio climático, con un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, así como cambios en los patrones de precipitación y temperatura, con tendencia a la sequía y las olas de calor.
El Sertón (Sertão) es una subregión de la Región Semiárida al noreste de Brasil que se encuentra dentro del denominado “polígono de la sequía”, un término que el Gobierno brasileño utilizó para identificar las áreas más afectadas por la escasez de agua y la aridez con el propósito de implementar políticas y programas de desarrollo específicos. La estación de lluvias se da normalmente entre los meses de diciembre y marzo. Durante este período, se pueden producir lluvias intensas y torrenciales, aunque su duración y cantidad varían notablemente de un año a otro. Estas lluvias son vitales para la región, ya que son cruciales para el ciclo de vida de la flora y la fauna, así como para la agricultura local.
El Sertón está habitado preferentemente por comunidades rurales de agricultores y ganaderos que son la base de la economía local. El Sertón abarca varios estados del noreste, como Ceará, Piauí, Paraíba, Rio Grande do Norte, Alagoas, Sergipe y partes de otros estados como Bahía y Maranhão.
El municipio de Canapi, donde se ubica el proyecto, está en el interior del estado de Alagoas, a 254 kilómetros de su capital, Maceió. El municipio está habitado por una población predominantemente rural con bajos niveles de educación e ingresos. Además, la pobreza y la desigualdad social son problemas endémicos que lastran el desarrollo en la región, que suele estar descuidada por los gobiernos federal, estatal y local, lo que es la causa de una grave falta de infraestructuras de suministro de agua y servicios sanitarios y educativos básicos.
Actualmente, sólo 12.217 habitantes, el 31,04% de la población de Canapi, tienen acceso a agua potable, por lo que se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad. La falta de agua no sólo perjudica el consumo humano, sino también la agricultura de la región. Además de la poca cantidad de agua disponible, la falta de potabilización propicia la proliferación de enfermedades transmitidas por el agua que tienen un impacto muy negativo en la desnutrición infantil.
El cambio climático está teniendo graves repercusiones socioeconómicas en la región que ha sufrido una notable reducción de la productividad agrícola y un empobrecimiento del suelo a causa de la desertificación y erosión. La vulnerabilidad de las comunidades rurales ha aumentado afectando la seguridad alimentaria e incrementando el desequilibrio geográfico en el conjunto del país.
En Canapi se hace necesario dotar de agua potable a las familias más vulnerables y generar un cambio de comportamiento respecto al uso consciente del agua. Esto beneficiará indirectamente a toda la comunidad rural, ya que aumentará el volumen de agua potable accesible reduciendo el racionamiento de agua y, en consecuencia, la pobreza. Estimamos que es necesario instalar 30 cisternas con una capacidad de almacenamiento de 16.000 litros.
La construcción de cisternas tiene un importante impacto positivo en la población beneficiaria. En términos de desarrollo socioeconómico, las cisternas permiten a las familias almacenar agua de lluvia para consumo humano, lo que reduce la necesidad de comprar agua a camiones aljibes o viajar largas distancias para buscar agua de fuentes públicas. Esto libera recursos financieros que pueden invertirse en otras áreas, como educación, salud y producción agrícola. Además, las cisternas se pueden utilizar para regar pequeños jardines y huertos, lo que puede aumentar la producción de alimentos y generar ingresos para las familias.
En materia de igualdad de género, la obtención de agua es una tarea que históricamente ha recaído en las mujeres. Las cisternas permiten a las mujeres ahorrar tiempo y esfuerzo que podrían invertir en otras actividades. En términos de salud, las cisternas reducen el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua como la diarrea, el cólera y la fiebre tifoidea. Por último, ayudan a preservar el medio ambiente. El agua de lluvia se recoge y almacena de forma sostenible, lo que evita los residuos y la contaminación del agua. La construcción de cisternas, junto con acciones de educación y sensibilización sobre la importancia del agua y el uso sostenible de los recursos hídricos, puede generar beneficios como el aumento de la asistencia escolar de niños y adolescentes, que ya no tienen que faltar a la escuela para ir a buscar agua; mejora de la calidad de vida de las mujeres, que tienen más tiempo para dedicar a otras actividades; reducción de la mortalidad infantil, debido al menor riesgo de enfermedades transmitidas por el agua; aumento de la producción agrícola, lo que genera ingresos y oportunidades de empleo.
En detalle
En la implementación de este proyecto trabajamos en asociación con Cactus, una organización de la sociedad civil local que ha participado activamente en el diseño de la propuesta y que, al estar en el campo, brinda información relevante sobre las necesidades locales y propone soluciones adecuadas. También recopila información y prepara informes sobre la evolución del desarrollo del proyecto, que luego analiza y revisa World Vision. Ambas entidades son conocidas por la comunidad, lo que ha establecido un vínculo que facilita la participación activa en el diseño de la red de suministro y en el proceso de construcción de las cisternas.
De esta manera, la identificación de las familias más vulnerables y la resolución de problemas se realizan con un conocimiento profundo de la comunidad. Además, con esta relación previa de confianza se facilita la capacitación y el intercambio de información lo que permite a la comunidad garantizar la sostenibilidad de las instalaciones.
La base del proyecto es conseguir que los 16.000 litros de las cisternas permitan a las familias tener acceso a agua potable más allá de la época de lluvias (de diciembre a marzo), durante los períodos de sequía que, al incrementarse someten a la comunidad al estrés hídrico y a la escasez.
El primer paso es el mapeo de las ubicaciones para la construcción de las cisternas. Para ello, se recolectan y analizan los datos relativos a las necesidades hídricas de las familias, teniendo en cuenta los criterios de vulnerabilidad definidos previamente. También se evalúa el acceso a los recursos hídricos y la disponibilidad de materiales de construcción. Es una actividad que involucra a toda la comunidad y que así consigue crear una primera base de conocimiento.
En base a la información recopilada se elaborará el diseño hidráulico de las cisternas, que deben tener en cuenta la capacidad de almacenamiento requerida, el área disponible para su construcción, el sistema de recolección de agua de lluvia y el método de distribución.
Seguidamente se procede a la preparación de las ubicaciones. Esto incluye limpiar el área y nivelar el terreno.
El segundo paso es la construcción de las cisternas, labor que se realiza con el apoyo directo de las familias beneficiarias. Son infraestructuras que están diseñadas como depósitos para almacenar agua de lluvia que se construyen con losas de cemento premoldeadas. Tienen forma cilíndrica o redondeada y están cubiertas para evitar la contaminación y evaporación del agua almacenada. Se encuentran semienterradas aproximadamente a dos tercios de su altura bajo tierra, lo que garantiza la seguridad de su estructura.
El sistema de captación de agua de lluvia se basa en el uso de los techos de las casas para recoger el agua, que es conducida a través de canaletas de zinc o PVC hacia el tanque de almacenamiento de la cisterna, que disponen de filtros acoplados para garantizar su potabilidad. Esto implica la participación directa de las familias para colocar las canaletas en los techos, los bajantes al suelo y su conexión a las tuberías y filtros antes de que el agua se almacene en la cisterna.
La fase siguiente es garantizar la conservación de los sistemas y el aprovechamiento del agua de lluvia, lo que depende del cuidado diario de las instalaciones, especialmente durante la temporada seca que es cuando no deben surgir problemas. Por tanto, es necesario reparar y limpiar continuamente componentes como canalones, filtros, bombas y depósitos.
En este sentido, es fundamental incorporar en el proyecto un plan de formación de los beneficiarios para que éstos puedan asegurar el adecuado funcionamiento de las instalaciones y planificar las acciones de manteniendo. Por ello el proyecto incluye actividades con la comunidad local para practicar con acciones de gestión sencillas, como la inspección de los componentes, su limpieza y también para la detección de los fallos y problemas comunes, todos ellos factores que reducen los riesgos a largo plazo y aumentan la vida útil. La frecuencia del mantenimiento planificado puede modificarse si resulta insuficiente, garantizando así un mantenimiento adecuado del sistema.
Además de la capacitación técnica sobre las instalaciones es fundamental proporcionar el conocimiento de la comunidad sobre el uso consciente y correcto del agua.
Perspectivas de sostenibilidad
La construcción de cisternas es una tecnología relativamente sencilla y económica, al igual que su operación y mantenimiento. Son instalaciones alineadas con los valores y prácticas culturales de las comunidades rurales del Sertón. El agua de lluvia se considera un recurso muy importante y la construcción de cisternas se considera una forma de preservar este recurso.
La participación de las comunidades locales en la construcción y mantenimiento de las cisternas es fundamental para el éxito del programa y ayuda a garantizar que se construyan de acuerdo con las necesidades y expectativas de las familias beneficiarias. Es también una tecnología muy extendida y probada en otros proyectos que hemos desarrollado con World Vision. Cactus, el socio local, también tiene una amplia experiencia en la implementación y operación de estas instalaciones.
La capacitación de los beneficiarios en la operación y mantenimiento de las cisternas, garantizará el funcionamiento futuro de los sistemas de almacenamiento de agua instalados. Además, parte de los trabajos de construcción e instalación serán realizados por los beneficiarios como forma de transferencia de conocimiento y participación local activa en las actividades. Finalmente, la organización Cactus seguirá trabajando localmente para mantener los sistemas en funcionamiento una vez finalizado el proyecto.